domingo, 29 de julio de 2012


"La Oportunidad de Dar"
por Yael Barcesat

“Mucho pierde quien nada tiene: la oportunidad de dar”. DeRose.

       Dar genera fuerza. Erich Fromm aborda la dinámica de dar y recibir en su libro El arte de amar. El afirma que el placer de dar es mucho mayor que el de recibir, y eso se debe a que para dar es necesario tener. “Para el carácter productivo, dar […] constituye la más alta expresión de potencia”. El hecho de dar es, además, un ejercicio de la libertad.
       Cuando uno da sin esperar nada a cambio, por el solo disfrute de la generosidad, recibe a cambio mucho más de lo que ofreció. Dar es más noble que recibir y produce más felicidad. El acto de dar tiene polaridad positiva en relación con el de recibir. Dar mueve el mundo, porque desencadena una reacción.
       En el caso de la relación entre el maestro y el discípulo, éste último sólo recibirá conocimiento en la medida en que empeñe su energía a cambio, que podrá manifestarse en forma de trabajo, servicio, disposición para transmitir lo aprendido y a su vez perpetuar el conocimiento, etc. Es decir que para hacer viable cualquier aprendizaje hace falta un intercambio: sólo así se abrirá el canal de identificación que hace posible la asimilación del saber.
       La imagen del alumno que regala una manzana a su maestra de escuela se convirtió en sinónimo de obsecuencia. Sin embargo, denota la conciencia de una ley universal de causa y efecto a la cual ninguna de nuestras acciones escapa. No se trata de especular con los resultados de la generosidad, ya que quien da esperando recibir experimenta una reacción de la misma magnitud pero de polaridad opuesta, lo que bloquea la transmisión. La propuesta es ser consciente del fenómeno y cultivar con satisfacción la renovada oportunidad de dar, a cada instante.