lunes, 5 de noviembre de 2012

"La Vida en el Espíritu"



Convertíos al Señor,  2 Corintios 3: 15-17 Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos. Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará. Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. 
Salmos 51:10 & 11 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,Y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti,Y no quites de mí tu santo Espíritu. Hay que reconocer que la verdad somos pecadores, y en este versículo como David el salmista pedía que no se le quitara el espíritu de Dios, así es como nosotros tenemos que rogar a nuestro señor Jesucristo a diario porque solo con un pensamiento pecamos y debemos reconocerlo para que nuestro espíritu viva en libertad así como dice en Hechos 3:17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Y así de la misma manera tenemos que pedirle al Señor que nos de cada día mas de su Santo Espíritu para poder entender cosas que son espirituales y no carnales así como lo dice en 1 Corintios 2:14 Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. Y tenemos que andar conforme al espíritu santo Romanos 7: 14-15 Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado. Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago.

Salmos 139 7-8 ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú;Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. El espíritu de Dios es omnipresente y por lo mismo que donde quiera que nosotros andemos allí esta el señor ya sea que andemos haciendo bien o andemos haciendo mal. Nosotros tenemos que permanecer en santidad porque como dice en 2 Corintios 3:6 el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica. 





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